jueves, 21 de junio de 2012

Oneshot: Retazo de un momento triste.

No tiene pareja predispuesta, es algo que ha salido de mí, una inspiración por así decirlo. Es algo triste pero no me ha quedado tan mal. Disfrutad.

Retazos de un momento triste.





A solas se preguntó “¿No era yo suficiente acaso?”. Se quitó las lágrimas de la cara con rabia y miró a su alrededor, todos aquellos recuerdos, ¿habían sido mentira? ¿De verdad él le amó en alguna ocasión? Negó con la cabeza sin poder dejar de llorar, quería convencerse de que en verdad nunca le había amado. Por raro que pareciese le consolaba e incluso le tranquilizaba, el hecho de que aquella relación solo era correspondida por su propio convencimiento de que la otra persona le amaba y no porque realmente no fuese así.

Respiró profundamente en un vano intento de calmarse pero en seguida el sentimiento volvió a aparecer. La noche anterior y todas aquellas noches de salidas para verse con él. Volvió a mirarse a sí mismo, levantándose al poco, entrando en el cuarto de baño encontrándose con algo que nunca pensó que sentiría hacia sí mismo, asco. ¡Cuánto deseaba estar cerca de su madre y abrazarla! Sentir el calor del amor de nuevo, esas palabras que sabía que le confortaría, esas sonrisas que le llenaban de paz…

Ahora de sí mismo solo quedaba una mancha borrosa en un papel blanco, una mancha de vino en una camisa, un error. Se sorbió la nariz sonoramente y cerró los ojos, apoyando la frente en el cristal. ¿Cuándo se iba a ir esa opresión en su pecho? ¿Cuándo volvería a sonreír y a mirar a sus amigos de nuevo a la cara? Soltó una risa amarga y miró la bañera, ¿Cuántos habían perdido la vida por algo así? Pero no, él no iba a ser uno de ellos, seguiría adelante costase lo que costase, doliese lo que le doliese. Su corazón dio un brinco al recordar de nuevo todo lo que había pasado, cómo dolía y como sufría por aquello. 

Volvió al cuarto y comenzó a guardar las cosas en una maleta, dejando allí todos aquellos objetos que le recordaban a él. En su cabeza solo se cruzaba la idea de volver con su familia y empezar de nuevo. “Igual que vino él, podría venir otro” se susurró a sí mismo. Tras haberlo guardado todo se acercó a la puerta y observó todo de nuevo, dejando que más lágrimas se escaparan de sus ojos. Esto sería el final de un capítulo pero sin duda, el principio de uno nuevo, más feliz y con menos errores.

“Siempre te he amado” rezaba la nota que dejó encima de la cama sin saber si algún día la leería aquel que seguramente acecharía sus sueños por días pero que acabaría siendo un recuerdo lejano de un período feliz.

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